miércoles, agosto 30, 2006

CINCO MINUTOS

Una respiración agitada acompañaba a los movimientos de sus piernas, mientras corría por las calles de la gran ciudad en aquel día soleado de octubre.

Ellos le acechaban, le perseguían, y le estaban por alcanzar. Los disparos no se hicieron esperar, y una bala que pasó cerca, le hizo perder el equilibrio. Tendido en el pasto de la plaza principal sentía una extraña sensación de frío, una sensación de miedo, un temor jamas antes percibido, estaba sentenciado. -No debo morir...- se dijo a sí mismo y esforzadamente se puso de pie, sus piernas le temblaban y las gotas de sudor en su frente trataban de enfriarle.

La mafia lo buscaba, lo querían muerto. No había motivos, no había venganza, ni siquiera lo conocían, pero estaba en el blanco. Ese día debían acabar con él.

Las personas lo miraban al pasar como un loco más de esta ciudad, pero ¿por qué no comprendían su desesperación?, ¿Qué no se dan cuenta de lo que esta aconteciendo?. Su agitada carrera por sobrevivir no le permitía reconocer gestos, expresiones, sólo personas que se movían como en cámara lenta, cuyos rostros no lograba distinguir. Pero luego, un pensamiento lo embargó: ¿Qué estaba haciendo ahí, en ese lugar y en esa situación?. No podía recordar su pasado, las causas de ese momento vivido no tenían sentido, nada tenía sentido, pero su vida corría peligro, y sólo eso importaba.

Un paso sobre nivel se alzaba a su vista, recordó aquel centro comercial que se encontraba bajo dicha pista de alta velocidad, corrió hacia él. Los francotiradores se apostaban en las barandas de protección del paso, disparando hacia la calle que cruzaba por debajo, haciendo tambalear al condenado peatón. Abrió la puerta de acceso con facilidad y las iluminadas vitrinas le confundieron por un instante, mientras multitudinarios pasos y voces se conglomeraban a la entrada anterior. Sus piernas parecían tener rumbo propio, a la vez que su vista desesperada recorría las diversas galerías en los niveles superiores, atento a adivinar los movimientos de sus secuaces perseguidores que por aquellas galerías corrían.

Una vitrina sucumbió estrepitosamente ante la metralla de uno de sus enemigos. Ya le tenían acorralado, entrar a ese centro comercial había sido un error, ¿Sería su destino?, ¿Se acercaba su instante de morir?, ¿Era tan invencible como creía?.

Las carteleras cinematográficas le rodeaban, -¡Lo tenemos!-.Esa frase le retumbaba en su cabeza. Estaba encerrado, no podía pensar, el temor le invadía. -¿Qué hacer?- Se repetía una y otra vez, mientras escuchaba los disparos, los pasos, arriba, abajo, detrás de esa puerta, y en aquella. Se dirigió hacia el telón que hacía de entrada al salón de butacas para espectadores.

Estaba oscuro, silencioso, habían muchos mini-pasillos entre las filas de butacas donde podría esconderse, parecía tan simple, ahí no le verían. Trataba de respirar en silencio, el frío suelo del salón tocaba sus piernas, su pecho y sus manos, ahí tendido en la fila de butacas J, se aferraba a la esperanza de no ser encontrado. Una sensación aterradora le recorrió entero cuando se encendieron las luces del salón, y un puntapié en el estómago le indicó que todo ya había acabado. -¡Levántate!- Le indicaba el matón, cuyo trabajo volvía a cumplir. Su mirada recorrió todo su alrededor. Cincuenta pistolas y revólveres apuntaban a su cabeza desde distintos puntos del salón. No había nada que pensar, nada que idear, nada que recordar, ni siquiera nada que sentir.

Un elegante traje blanco, un sombrero y un puro cubano, describían al cabecilla, al jefe de esa banda de rufianes, que hacía su entrada al salón. Nace una nueva esperanza de vida, el condenado depositaba toda su fe en la benevolencia de aquel distinguido personaje, mientras sus súbditos fríos y profesionales continuaban apuntando.

-En cinco minutos más, mátenlo...- y echándose el puro en la boca, abandonó el salón aquella última esperanza. Cinco minutos, cinco minutos y su vida habrá terminado. No quería morir sólo, rodeado de desconocidos cuya postura no habían cambiado. Ellos también esperaban esos cinco minutos. La sensación de temor volvía, lo consumía. La muerte, la muerte se acercaba, ¿sería rápida?, ¿Sufriría?, ¿Podría salir de ésta vivo?. Por lo menos esquivar las balas y hacerse el muerto hasta que todos se marchen. Quería aferrarse a la vida, mientras sus crueles acompañantes procedían a sacarle el seguro a sus armas. El momento se acercaba, qué poco duran cinco minutos... Cerró sus ojos y los apretó fuertemente...

El sitio estaba oscuro, poco a poco comenzó a abrir sus ojos. Su habitual frazada le cubría, y el destello de la hora en su radio reloj le situó en la realidad. Innatamente encendió la luz de su velador y reconoció su habitación. Fue una pesadilla, una cruel y aterradora pesadilla.

-¿Qué hora es?- Miraba dificultosamente el radio reloj.

-Ya es hora- Se levantó, se puso su traje blanco, su sombrero, y revisó su cajetilla de cigarros cubanos. Era un día soleado de octubre.

miércoles, agosto 23, 2006

¿Aún se cosecha dictadura?

Hoy escuchaba las noticias de las promesas que no se han cumplido después del discurso de Bachelet ante la problemática estudiantil. Y me puse a pensar....

...¿Por qué alguien prometería algo que no sabe si lo va acumplir?... y ¿Por qué los que reciben la promesa creen que si lo dice un presidente, eventualmente, lo podría cumplir?...

Tengo entendido que en el gobierno militar, se hacía lo que se mandaba hacer. Claro está que no se prometían cosas, parece (¿o recuerdo?) que en realidad era lo que había no más, es decir, no recuerdo promesas de puentes, de becas de alimentación, de pensiones para la vejez. Sólo recuerdo de cosas que sucedían, de puentes que se inauguraban, claro está que... pobre del que pedía algo y de manera como se hace hoy.

¿Acaso, aún estamos acostumbrados a que si el presidente dice algo, se cumple?. Lo del pase escolar aún no se cumple, y tiene lógica... ¿Acaso se puede pasar a llevar a los transportistas?... con todo esto de la democracia y el derecho a pataleo. Pero lo dije la presidenta.... se debe cumplir.

¿Se debe cumplir?... no sería más entretenido decir: "Pueblo de Chile, intentaremos darles pase escolar gratis, para ello acudiremos al ministerio del transporte para que hable con los transportistas y lleguemos a un acuerdo en que nos darán un crédito que el estado irá pagando en módicas cuotas, y estaremos informándoles de los avances en las conversaciones, para ello, invitamos a sus representantes a unirse a este petitorio....etc, etc, etc" . Por último ya sabemos a quién reclamar.... pero estamos reclamando a la que tiene menos poder... los medios de comunicación tienen más poder, no golpean con él... pero manipulan.

Supongo que una democracia es una instancia para generar acuerdos. Prometer es casi como imponer. "Yo te prometo que haré tal cosa....", ¿y si no cumplo?... te impuse una esperanza, no cumplí... cagaste!.

Bueno, es lo que pienso de las promesas. Son como las mentiras piadosas, son malas... pero dadas las circunstancias no son tan malas y hasta arrancan una sonrisita. Pero cuando el tiempo avanza y esas promesas no se cumplen, dejan de ser piadosas...

...tal vez el golpe militar fue eso... entre una mentira piadosa y una promesa... vaya que nos acostumbramos a creer en las promesas y no decir nada frente a las mentiras piadosas...

martes, agosto 22, 2006

Crónica de un perfil psicológico anunciado

Ayer, en mi trabajo, me mostraron un extracto de la evaluación psicológica cuando ingresé. Esto fue a razón de que hacía calor, me subí arriba de una silla para revisar la salida del aire acondicionado, abrí mis brazos y dije: "Aleluya hermanos!!!"... con lo que mi Jefe de Proyectos dijo: "Voy a reclamar a Recursos Humanos, me dijieron que eras normal".

Bueno, el contexto de la evaluación decía algunas cosas dignas de ser consideradas favorables, y otras que ya las había puesto en mi curriculum (¿Copy y Paste?). Luego, me comentaron un poco el informe evaluativo en sí, en el cual hay ciertas características con una escala de valores (rangos de "no requerido", "requerido", "por sobre lo requerido"). El asunto fue que estaba en casi todo dentro de lo "requerido", pero lo que estuvo fuera de lo requerido, y entiéndase acá como: "Warning!" era que era un tipo arriesgado....

...Arriesgado!...

"Si ud. tuviera 100 millones, ¿lo depositaría todo en acciones, la mitad en acciones o todo en una cuenta de ahorros?"... obviamente que respondí "Todo en acciones"... ganan más... Pero si a la pregunta le hubiesen agregado: "Ojo, que ud. se va a quedar sin nada, no tendrá donde vivir, ni podrá comprarse esa tarjeta de video que tanto desea...", entonces mi respuesta hubiese sido: "la mitad en acciones".

De las cosas "arriesgadas" que he hecho en mi vida, podría enumerar:

1) En séptimo básico, hicimos con un grupo de compañeros una exposición del Sistema Nervioso Central, para Ciencias Naturales, apoyados por un computador Atari.... y el programa lo hicimos nosotros. Y lo arriesgado fue que el equipo lo llevamos por parte, y la carga del programa falló cuando lo llevamos al colegio... en 15 minutos rehicimos el programa... no se veía tan bien como el original... pero nos expusimos a que la farándula nos tildara de "incapaces" o "nerds al peo".

2) Me fui a estudiar a La Serena, la media. Sin mis padres. En un barrio bastante singular, mataron a un tipo frente a mi casa... y ni me di cuenta. Claro que de noche no salía, salvo un par de veces... ¿arriesgado?... comparativamente con otras personas afiatadas a su familia... supongo que fue arriesgado.

3) Una polola que tuve el primer año de universidad, un día me dice: "Javier, estoy con retraso...". Sin comentarios...

4) En la Universidad, durante tres años estuve en la cuerda floja. Me echaba un ramo de los que estaba cursando y me iba. Y mientras tanto, participaba de la rama de karate, jugaba babyfutbol y estaba en un proyecto de talleres computacionales a colegios de escasos recursos (algunos recordarán lo metido que estaba en eso). Me eché un ramo a propósito por esa actividad, pero no me preocupaba. Estaba consciente de mi limitada capacidad estudiantil, que significaba que si quería salir en 6 años parejito e invicto, debía estudiar todo el día y nada más que estudiar, vida que decidí no elegir como en segundo año. Así, que creo que esta fue la vez que más me arriesgué.

5) De la plata, ni hablar... me comprometí a cosas que me fueron difíciles, pero sigo vivo... Supongo que es cuando uno piensa que hay alguien superior que te está cuidando.... creer o no creer en él... puede ser arriesgado. No creer cuando crees... es más arriesgado. Dar un todo en esta vida por un premio después de la muerte... vaya que es arriesgado. Vivir sin aprender nada en esta vida, para volver de la muerte a vivir lo mismo hasta que aprendas... no es arriesgado... es un desperdicio!

Creo que debí haberme subido arriba de la silla, en la entrevista psicológica... eso si que hubiese sido arriesgado!