jueves, julio 27, 2006

Consejo Asesor Presidencial de la Educación

¿Y al final, qué pasó con el asunto de los estudiantes?. ¿Qué pasó con el interés ciudadano por lo que les pasaba a los pobres estudiantes?. ¿Dónde quedó todo el sensacionalismo periodístico?. ¿Acaso ya no es importante informar qué se ha hecho en las reuniones del Consejo Asesor?....

... Bueno, si a alguien le sigue interesando, puede visitar la página web del Consejo Asesor Presidencial de la Educación, ahí hay documentos para bajar, un blog y al parecer usan esa página para que los integrantes del consejo se comuniquen entre sí.

miércoles, julio 19, 2006

Adaptando realidades

Leyendo la página del Mercurio, llegué a un "Blog de Debates", a un tema en particular: Pistas para consolidar escuelas de calidad, en el cual se hace referencia a la realidad Holandesa respecto a la Educación.

A menudo sucede que vemos en otros la forma en que solucionan problemas similares a los que ocurren acá. Sin embargo, creo que se comete el error de pensar que como en esos otros lugares la cosa funciona y va bien, acá en Chile también lo será. No es lo mismo impermeabilizar la fachada de una casa con una pintura especial, porque en Holanda no se mojan las casas que implementar un sistema educacional porque a los holandeses les funciona. Claro está que en el caso de la casa es altamente probable de que funcione de la misma manera, cosiderando que las casas están hechas del mismo material en Holanda y en Chile, pero en lo que a personas se refiere... no es el mismo "material", definitvamente.

Acá en Chile, se ha puesto en tapete la famosa LOCE. Dentro de la cual, dos principios fundamentales son "La Libertad de Enseñanza" y "Los requisitos mínimos exigibles para enseñar". Por lo tanto, una persona que "quiera enseñar", puede hacerlo, siempre y cuando cumpla con los "requisitos mínimos" para hacerlo. Lamentablemente, se ha dado que no todos "quieren enseñar", muchos lo que quieren es "lucrar" y como los requisitos mínimos, para muchos de verdad que son mínimos, para educar lo único que necesitas es tener amor al dinero y conciencia para tolerar de que la sociedad se vaya a la basura.

Leyendo unos indicadores en La Tercera del domingo, la ingesta de pastillas en contra de la hiperactividad en los escolares ha aumentado y a más del 45% no le gusta ir al colegio. O sea, por un lado, frenamos la hiperactividad (ser hiperactivo es malo) y por otro, la motivación que damos en los colegios, al 45% le parece fome. Puedo intuir que la hiperactividad está alta, pues, la educación es lenta. Aprender no es llamativo, divertirse si lo es (no objeto eso), pero bueno, levantar una botella de cerveza, llevársela a la boca y beber es super fácil, casi innato, lo hacemos desde niño con las mamaderas. Fumar es más facil que resolver una ecuación que nos de energía alternativa a partir de los N mil kilometros de mar. Tener sexo casual, justo cuando estoy caliente es más fácil e incontrolable que aprender a conocer, entender, ayudar, apoyar y darle sexo placentero a mi pareja.

¿Acaso no podemos encontrar una solución particular que nos ayude a solucionar nuestros problemas?. Las personas son particulares, nuestros problemas son particulares. Pareciera ser que no se puede... pues el "material" de nuestras casas es de por sí, de mala calidad (comentario negativo y derrotista). Bueno, ¿quién quiere motivar a crear "material" de buena calidad?

Algún día....

lunes, julio 10, 2006

La ley del mínimo esfuerzo

Hoy, al llegar a un cruce de calles, el semáforo peatonal me indicaba que podía cruzar. La misma percepción tuvo un peatón de edad al otro lado de la calle, pero cuando cruzó una señora (vieja! en realidad) detuvo su vehículo delante de la línea de detención, obstaculizando la pasada peatonal. El peatón que venía hacia mi, se detuvo al costado de la rueda delantera izquierda de dicho auto, miró a la señora (vieja! en realidad) y le indicaba con gestos que el semáforo que él tenía enfrente le permitía la pasada y que ella estaba ahí, en el paso peatonal interrumpiendo la pasada... podía intuir que en la cabeza de ese peatón se generaban preguntas como: "¿Pero cómo...?", "¿Dónde obtuvo la licencia?", "¿Además de fea, es tonta?"... luego que él cruzó, crucé yo y le miraba la cara a la señora (vieja! en realidad), quien al parecer tenía una cara de frustración como si fuera día viernes después de trabajar, esa típica cara de lata que anuncia un "¡Y qué me importa viejo de mierda, pasa luego no más!", "Pucha estos weones cuáticos, no pueden pasar por al lado!!"...
En más de una oportunidad se me ha ocurrido que si me topase con esta situación (de nuevo) saltaría sobre el auto y caminaría frente a su parabrisas, como si el auto no hubiese estado ahí y supongo que intuyendo la sorpresa del conductor, que posiblemente saldría del auto o se asomaría por la ventana a lanzarme palabras comodines, le diría exactamente lo que el anciano peatón gesticulaba.
¿Por qué somos así?... ¿Por qué no nos detenemos donde hay que detenerse?... ¿Por qué cruzamos cuando no hay que cruzar?... ¿Por qué atendemos al amigo primero, habiendo una fila inmensa antes que él?, ¿Por qué cuando hay luz amarilla en el semáforo aceleramos en vez de frenar?.... exagerando en el futuro, esa premisa de que en la vida "debemos" plantar un árbol, escribir un libro y tener un hijo, se le agregará un "atropellar a alguien", "ser atropellado", "colarse en la fila", "asaltar un banco", "tirar piedras en alguna marcha", etc... ¿Cuesta mucho acaso hacer las cosas "bien"?... o es que equivocamos el concepto de "bien". Tal vez esto del bien y el mal, la materia y la antimateria... signifique que como hay más materia que antimateria, el equilibrio indica que debe haber más mal que bien y por lo tanto, la ley del mínimo esfuerzo existe y por eso es más fácil incomodar a los demás que tener conciencia de que vivimos en sociedad...
Tal vez en realidad tuve mi "día de furia contenido"... o tal vez sea otra cosa....

Voy a comprarme un auto, más vale que aprenda a atropellar a la gente luego...

martes, julio 04, 2006

Universidad. ¿Vocación o lo que digan los padres?

El entorno de mi infancia era ingenieril. Mi padre ingeniero... y los padres de mis amigos, también. Así que por asunto de las masas, casi todos queríamos estudiar ingeniería... yo quería estudiar computación, porque la niña que me gustaba... dijo "computación". Hoy en día mi sobrino está en esas... elegir qué estudiar... y me dice: "Ingeniería en Computación"... supongo que mi hermana o mi cuñado fueron quienes le dijieron que esa carrera existía... o sea, como concepto existe, pero como título de una carrera 90% de seguridad de que no, hoy se le llama Ingeniería Civil (o Ejecución) Informática.

Ya en el colegio, estaba claro que iría a la Universidad, ¿por qué?... porque jamás se habló de alguna otra alternativa... que no se estudie en la Universidad. Así que el asunto era ¿Qué?... al salir de 4to medio tenía claro que no era Informática, porque con eso ya lidiaba, la idea era estudiar algo nuevo y que me diera dinero para algunos proyectos que tenía en mente. Llegado el momento de postular, equivoqué el orden de postulación y me fui a la Univ. Técnica Federico Santa María, prestigiosa universidad por su exigencia y competitividad entre los alumnos, y donde estudiaban puros "nerds". No muy contento... asumí mi destino.

Así fui cursando cálculos, físicas, maratónicas carreras en Ed. Física, ramos electrónicos (primero ingresé a Ing. Civ. Eléctrica, pero como que vi que mi desempeño profesional sería algo aburrido, siguiendo pautas ya establecidas, así que me cambié a Ing. Civ. Electrónica). En tercer año tuve una crisis... en realidad fue como una alarma interna que me dijo: "Sabes?.. estás estudiando y estudiando... pero no estás viviendo". Así que me fui de carrete, comencé a fumar, tomar y pasarla bien. Para el año próximo comencé a tomar otras actividades, y sabiéndome de capacidades mentales limitadas (me refiero a que comparativamente hablando, tenía compañeros que no estudiaban y les iba excelente, así que tenían tiempo para carretear), asumí el riesgo de echarme ramos y atrasarme.

Después del 4to año, comencé a criticar lo que estaba recibiendo. Las materias, la metodología utilizada por los profesores, pero no por criticar, sino más bien como buscando alternativas que pudieran ofrecer una mejor entrega en la formación (en más de una oportunidad me vi haciendo o diciendo el loco sobre cosas "humanas" que alguno de mis compañeros no entendían).

Hoy estoy "titulado"... soy un Ing. Civ. Electrónico... y mi sobrino me pide información para él poder saber qué estudiar. Y mientras navegaba en la página Web de la Universidad, comencé a ver las mallas curriculares, los programas de estudios, los objetivos, etc... y me di cuenta que en general, no hacemos eso antes de postular y claro, no tenemos idea de lo que vamos a estudiar, no sabemos en qué consiste, qué aprenderemos, etc. Luego pensaba: Si le paso esto a mi sobrino, ¿entederá algo de todo esto?... tal vez a los orientadores vocacionales les falta esto... conocer. Recuerdo que una vez fui a uno en mi colegio y en resumidas cuentas me dijo algo como: ¿Cuánto quieres ganar?... pero no me dijo que trabajaría 9 horas al día, y que al salir el sol ya se esconde... y que por lo tanto, ese dinero que ganaría no sería suficiente para las cosas que tendría que mantener (TV Cable, Teléfono, Arriendo, Gastos Comunes, etc)...

¡Cómo quisiera poder haber decidido con lo que sé y siento ahora!... lo gratificante es que eligiría Ing. Civ. Electrónica, pero cambiaría el enfoque con el cual enfrenté mis estudios. Lo bueno, es que siempre estamos a tiempo de emprender nuevas cosas... ojalá que como padre no se me olvide entender que a veces hay riesgos que se deben correr.

Dicen que la vocación nace... yo creo que también se hace, de acuerdo a lo que elegimos ser, porque puede suceder que elijamos ser algo para lo cual no tenemos la vocación (curiosamente estos conceptos son como el "destino", salen a flote cuando las cosas ya ocurren, no cuando están por ocurrir, así que para mí son sólo "excusas").

lunes, julio 03, 2006

¿Cómo fue cuando nacimos?

-Ya no puede esperar...-. La futura madre, ya angustiada, despertaba a su marido.

La micro vibraba a medida que luchaba contra el desnivelado camino. Su vieja carcasa deba pequeños sonidos rechinantes, aludiendo al frío de la noche.

-Qué pasa?- Murmuraba el futuro padre, incorporándose a la vida madrugadora.

A pesar del toque de queda impuesto, los pasajeros tenían un permiso especial de viaje. Un viaje que había comenzado hace ya casi doce horas.

-Viejo, no podemos seguir, debemos bajar...- Los pensamientos le revolvían la cabeza, un sentimiento de culpa se asomaba. El viaje no debió realizarse, sino hasta que el bebé hubiera nacido.

-Señor, disculpe, ¿Puede detener la micro-

A pesar de la oscuridad, el futuro padre pudo distinguir el lugar, estaban cerca de El Tofo. Aquí debían detenerse, era lo más cercano que la micro podía dejarlos.
El frío no se hizo esperar, los dolores del parto comenzaban y el miedo que perder una vida acechaban a la joven pareja.

-No me dejes sola...- Ella le suplicaba a su marido, con la impotencia de saber que él debía hacerlo, pues, a esos seis kilómetros y con la oscuridad del entorno, nadie los vería.

Los grillos nocturnos comenzaban nuevamente su danza, y esta vez entonaban el canto del amanecer. Pero un extraño ruido perturbó el ambiente, un ruido monótono y metálico. Un ciclista, a esas horas continuaba su agotador viaje, encontrándose con la pareja.

-Por favor... vaya rápido y de aviso!- El padre, depositaba su esperanza en aquel joven ciclista. A la vez que la madre respiraba aliviada de no perder la compañía de su amante.

-¡Por la mierda!... estamos en toque...- El capataz del campamento, recibía la noticia y buscaba solución. Su mirada quedó fija en la camioneta de servicio del campamento minero. Él estaba a cargo, tenía toda la responsabilidad, al fin y al cabo era su trabajo, pero era el único con su rango, era un mineral pequeño. Él no perdería su vida, sin embargo el bebé podría morir. Él ya tenía la solución.

Esa mañana manejó como nunca, no pensaba en nada, sólo tenía pegada su vista en el camino que le había indica el ciclista, mientras que por su espejo retrovisor veía la nube de polvo y tierra que su camioneta iba dejando.

-¡Gracias a Dios!-Exclamaba el hombre del norte, mientras atendía a su esposa en los últimos momentos del parto. Junto al capataz, ayudaron a la mujer y al recién nacido a subir a la camioneta. La atención médica no se hacía esperar, el recién nacido presentaba problemas respiratorios. El hospital más cercano era la posta de El Tofo, ubicado a seiscientos metros de altura, pues allí se encontraba dicho pueblo. Una empinada cuesta les esperaba.

El padre por momentos dejaba su atención de padre, para cumplir su función de copiloto, pues, aunque la habilidad del capataz al volante era sorprendente, eran cuatro las vidas que en ese vehículo se debatían.

La última curva de la cuesta sucumbía, y un horizonte plano aparecía. La garita de entrada al pueblo tomaba forma, custodiada por una singular barrera de madera, anunciando a los visitantes detenerse para inspección. Sin pensar, capataz y padre se miraron, uno esperando órdenes y el otro asintiendo la posible idea. Débil como la hoja de papel, la barrera sucumbió ante la veloz carrocería de la camioneta. El guardia, aturdido por el estrepitoso ruido hacía la llamada de rigor a las fuerzas policiales, pensando en la inminente pérdida de su empleo.

-Ya casi no respira...- Sollozaba la madre, depositando la fe en su esposo que bajaba de la camioneta para irrumpir en las cerradas puertas de la posta local. Un par de enfermeras soñolientas acudieron al desesperado llamado conduciendo a la madre y al bebé para la atención de inmediato.

Dos uniformados procedían a la detención de los dos, ya amigos, hombres que habían violado el toque de queda, y literalmente despedazado una norma de seguridad, mientras una enfermera con voz tranquilizadora anunciaba la pronta recuperación de sus recientes pacientes.

Los uniformados abandonaron la posta sin detenidos, pues era un día especial, era una situación especial. Un día 1 de noviembre de 1974, la vida se abrió paso...